sábado, 27 de mayo de 2017

Articulo de Opinión (26/05/2017) Granada

Os dejo este articulo de mi autoría publicado ayer en Tribuna de diario IDEAL de Granada:

Verde público de centro, pérdida de una oportunidad

Las grandes inversiones públicas a veces se efectúan más por la búsqueda de beneficio económico de unos pocos, que bajo el punto de vista social o urbano de los que lo sufrirán.
Este tipo de inversiones, deben traer aparejadas mejoras en el nivel de vida de los ciudadanos del entorno, y más, tras la crisis acaecida. Debiéramos haber aprendido que el ritmo de crecimiento debe ir de la mano de la sostenibilidad, y nunca más, tan acelerado como hicimos hace nada.
La sostenibilidad, debiera haber calado en todos, pues conlleva beneficios en factores educativos y culturales, además de desarrollo de políticas fiscales equitativas.

Pero ante todo, como decía el Arquitecto Coderch en relación a su profesión, “Es preciso conocer al máximo los problemas de nuestro tiempo, pero también las necesidades esenciales del hombre, pues es nuestra principal unidad de medida”… y como muchos opinamos, la búsqueda de la felicidad, o quizá no la búsqueda en sí, sino conseguir cierto halo de felicidad en nuestro día a día, debiera ser uno de los principales objetivos a cumplir con cualquier actuación urbana.
Tanto el técnico como el político tienen que “vivir la calle”, escuchar al vecindario y asociaciones, pues aparte de su conocimiento y/o ideales, se deben a la mejora en la calidad de vida de las personas.

La necesidad de que muchas ciudades pudieran disfrutar de grandes espacios verdes como centro neurálgico ha sido fundamental en la historia de su planificación. Algunas áreas verdes surgieron desde el comienzo en el centro de estas. Otras, el crecimiento de la ciudad terminó por hacerlas centrales. Véase Hyde Park en Londres, Central Park en Nueva York, Villa Borguese en Roma, El Retiro en Madrid o el Parque de María Luisa en Sevilla, que aprovechó la coyuntura de una exposición Iberoamericana.
Las ciudades que apostaron por ello han hecho de estos espacios una pieza urbana imprescindible para valorar su calidad de vida, y hubo un tiempo en que muchos granadinos soñamos con un espacio de estas características en el interior de la ciudad.

Y aunque en nuestros alrededores, véase Vega o Sierras, la zona verde es abundante, nuestra cultura urbana mediterránea abogó más durante siglos por la plaza que por el parque. La ciudad mediterránea se yuxtapone a la naturaleza, se aparta de ella creando un dentro y un fuera en contrapunto al urbanismo clásico anglosajón donde la ciudad se relaciona con la natura.

Hoy en día la gran mayoría de parques en Granada son de borde. Y esperemos que siga así, pues si estos parques terminan siendo de interior, significaría el gran menosprecia a la Vega, cada vez más castigada.
Hubo un tiempo que algunos ingenuos creímos que todo era posible. Que la gran “herida” que desde hacía años poseía la ciudad (hablo de la Estación de Andaluces) por fin cicatrizaría. Que barrios enteros dejarían de vivir dándose la espalda y que la “savia” de la ciudad brotaría en este gran intersticio urbano que aún quedaba y que tantas posibilidades tenía.

Hubo un tiempo en que parte de la ciudad pensó en Verde, y llegaron hasta llamarlo “Gran parque del milenio”. Hoy tras la desidia de lo acontecido con el AVE, ya pocos lo recordaran, pero aún se puede ver si se indaga en hemeroteca. Varios colectivos apostaban por un gran parque en esos terrenos, estuviera la estación en otro lugar o allí mismo, e incluso llegaron a ponerse en contacto con el Arquitecto Moneo, el mismo que iba redactar el proyecto de aquella gran estación que tendríamos para que introdujera esta idea.
Granada, la ciudad que pensamos cosmopolita, adolece de grandes parques en su interior de masa arbórea como las cosmopolitas de verdad. Como aquellas que aprovecharon el momento oportuno para pensar de verdad en sus habitantes y en el futuro.

No tiene sentido planificar para el tráfico sin planificar aún más intensamente para otras necesidades humanas y es una evidencia que las zonas verdes en las ciudades tienen muchos efectos positivos en el bienestar. Hay datos que evidencian la mejora de la salud física y mental del ciudadano.
La sociedad cada vez se interesa más por la situación ambiental. Esto no solo se puede comprobar con el Eurobarómetro, sino también con barómetros de ámbito regional como el Ecobarometro en Andalucía.
Las áreas verdes dentro de la ciudad, generan lazos sociales e incluso reducen la tasa de criminalidad, la comisión Europea lo reconoce, y le viene prestando bastante atención incluso mediante subvenciones.
Hay quien llega a creer que estas inversiones resultan superfluas, pero existen estudios realizados en Estados Unidos sobre el impacto económico de estas zonas. En uno de ellos se tomó como ejemplo una gran plantación urbana (500.000 árboles en Tucson). En los primeros 5 años, los costes pesaron más que los beneficios, durante los 25 años siguientes los beneficios sobrepasaron a los costos en más del triple. 

Lástima que nunca se pensara en la rehabilitación de la antigua estación del Sur, por ejemplo, también bien situada y con ciertos detalles arquitectónicos interesantes. Lástima que aquello de un Gran Parque en Renfe, último lugar en la ciudad con entidad para albergar una actuación central como pedíamos los más cándidos no se tomara serio.

Saul Meral Bernal

Arquitecto
Miembro de la Ejecutiva de la Asociación Española de Paisajistas.
Delegado de Andalucía.